El PP de Rajoy salva la sequía con las desaladoras de Zapatero que boicotearon

Valcárcel, Camps y Arenas. Detrás, a la derecha, Cámara. Querían ignorar que cuando no llueve da igual que haya trasvases y tuberías.

MADRID / MURCIA (4 sep. 2012). - El Partido Popular (PP) siempre se ha opuesto -por principio- a todo lo que sean avances científicos o tecnológicos, desde la investigación con células madre a reconocer el cambio climático y sus terribles consecuencias. El anterior Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, bajo la batuta de Cristina Narbona como ministra dwe Medio Ambiente, puso en marcha un ambicioso plan de construcción de desaladoras para garantizar el suministro de agua potable en todo el Mediterráneo español al margen de sequías. Fue la alternativa al disparate del trasvase del Ebro, aquel que el actual ministro de Agricultura del PP, Arias Cañete, dijo que sería “un paseo militar”. Ignoraban o querían ignorar que cuando no llueve no hay agua para trasvasar y da igual que existan las tuberías.

Nos hemos olvidado, pero basta ir a las hemerotecas para comprobar que una de las líneas de oposición más viscerales del PP de Mariano Rajoy cuando estaba en la oposición fue la política medioambiental y de medidas contra la sequía del anterior Gobierno. Zapatero derogó el trasvase del Ebro, una obra faraónica que escondía detrás intereses inmobiliarios. Francisco Camps en Valencia, Ramón Luis Valcárcel en Murcia, Rajoy en Madrid y la complicidad del sindicato agrario afín al PP, Asaja, pusieron en marcha una campaña salvaje contra las desaladoras, afirmando que producían un agua que no se podía beber y acusando a Zapatero de condenar a Valencia y Murcia a morirse de sed. Organizaron manifestaciones multitudinarias, promovían boicots a las visitas de miembros del Gobierno de España y lo peor, boicotearon de todas las formas posibles las obras denegando licencias y poniendo en peligro las importantes subvenciones europeas concedidas.

Las mentiras y la demagogia del PP llegaron al paroxismo con la declaración del entonces consejero de Presidencia de la Generalitat Valenciana, Esteban González Pons, que llegó a asegurar que las plantas desaladoras eran “las nucleares del mar”, declaración cuyo único objetivo era asustar a la gente. Una afirmación que ni el más radical miembro del Tea Party norteamericano que se oponga a todo progreso científico sería capaz de hacer. Lo que escondía el trasvase del Ebro era una gigantesca recalificación de terrenos rústicos en urbanizables. ¿Qué hubiera pasado ahora con el estallido de la burbuja inmobiliaria? El PP, Valcárcel y Camps no querían agua para la agricultura, querían agua para urbanizaciones y campos de golf.

La grave sequía que padecemos y una avería en el trasvase Tajo-Segura ha obligado ahora al PP a poner las desaladoras de Zapatero a trabajar al cien por cien. Y González Pons ni rectifica ni se disculpa. No lo ha dicho ningún dirigente destacado de la derecha española porque son incapaces de rectificar, pero el delegado del Gobierno en la mancomunidad de Canales del Taibilla, Adolfo Gallardo de Marco, ha reconocido que sin las desaladoras hubiera habido un problema de suministro de agua a los hogares y que “han sido una buena solución”.

El expresidente de la Generalitat, Franscico Camps, boicoteó de todas las maneras posibles la construcción de la desaladora de Torrevieja, pero el Gobierno de Alberto Fabra concedió esos permisos unos días antes de las elecciones generales, cuando se sabía que el PP ganaría. Al PP valenciano no le importó perjudicar a sus ciudadanos durante años con tal de desgastar al PSOE. Ahora, con Rajoy en La Moncloa las desaladoras ya son buenas.

Las desaladoras están salvando el suministro de agua a las provincias de Alicante y Murcia este verano, pues el PP ha puesto al 100% las instalaciones que criticó, multiplicando por veintiuna la producción de agua desalada en las cuatro plantas ya terminadas. Permiten abastecer a tres millones de personas en la temporada turística, en localidades como Torrevieja, La Manga, Murcia o Alicante. La producción de agua desalada en julio fue de 6,5 hectómetros cúbicos y en el mismo mes de 2011 fue de solo 0,3 hectómetros cúbicos, 21 veces menos.

Sin las desaladoras, “probablemente habría habido problemas de suministro; han sido una buena solución”, ha dicho Gallardo. Un 30% del consumo de la cuenca del Segura ya procede de agua desalada, que llega a la ciudad de Murcia, a 40 kilómetros del litoral. El resto procede del río Taibilla y del trasvase del Tajo.

El ministro de Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, señaló como fracaso del plan de desaladoras que, tras una inversión de 1.600 millones de euros, en 2011 solo funcionaron al 16% de su capacidad. En 2012 esa cifra será mayor, entre otras cosas porque la Comisión Europea ha exigido a España que funcionen tras aportar la mayor parte del dinero para su construcción.

La desalación ha resultado ser un sistema de emergencia para afrontar sequías. La desaladora de Alicante I abrió en 2003 y la de San Pedro estaba a medias cuando el PSOE llegó al Gobierno. Las otras dos se construyeron en el plan de desalación que sustituyó al trasvase del Ebro. En 2003, antes de su puesta en marcha, el Taibilla decretó cortes de agua tras un verano muy seco.

Manuel Aldeguer, secretario de Agua del PSOE de Alicante y excomisario de Aguas del Segura, lamenta las pegas que han puesto Administraciones del PP a las desaladoras, especialmente en la Comunidad Valenciana: “Si no se repara pronto la avería del trasvase puede haber problemas. Y la desaladora de Torrevieja, que puede producir 80 hectómetros cúbicos al año [la mayor de Europa], está sin terminar por las trabas que le puso el PP”.

Otras dos desaladoras en Murcia (Águilas y Valdelentisco) no tienen suficiente conexión eléctrica ni bastantes conducciones para sacar toda su producción. En otras zonas del litoral, como en Castellón, las desaladoras se construyeron en previsión de grandes desarrollos inmobiliarios que nunca llegaron y siguen ociosas.

Ángel Cajigas, director de la patronal de desalación ATTA, señala que “las desaladoras son un elemento de garantía. Es muy complicado que funcionen al 100% todo el tiempo, pero en una sequía cualquier avería hace necesario ponerlas en marcha”. Las empresas desaladoras españolas son punteras en el mundo y exportan su tecnología, gracias a su desarrollo experimentado durante los últimos años en España.

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