130 años de la Riada de Santa Teresa: la destrucción en La Raya y huerta de Murcia

Casa de los siete cadáveres en el camino de Alcantarilla.

UN TOTAL de 761 personas (248 mujeres, 187 hombres y 127 niños) fueron las víctimas mortales en la huerta murciana que produjeron, en la madrugada del 15 de octubre de 187, las inundaciones conocidas como Riada de Santa Teresa, la más terrible que se conoce no sólo en la cuenca del Segura, sino en España y Europa, y que asoló, entre otros muchos, el municipio de Murcia. Unas 119 perecieron en el momento de la riada y 562 a consecuencia de los accidentes y lesiones que sufrieron con la catástrofe. Ahora, 130 años después, aún se recuerda aquel desastre que asoló y lleno de luto, dolor y miseria a la población huertana de Murcia, que inundó el sureste español y durante la que desapareció casi en su totalidad la que por entonces era la aldea de Nonduermas, limítrofe con la de La Raya, quedando sólo en pie la iglesia y unas tres casas.

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Para conocer los daños tanto personales como físicos en el entorno en que se produjo la avenida de las aguas en el municipio de Murcia, los miembros de la Junta Local de Socorros nombró una comisión particular para cada uno de los diferentes partidos rurales afectados de la huerta y del campo, recorriéndolos y anotando de casa en casa las pérdidas ocasionadas, a la vez que llevaban palabras de consuelo a los damnificados, que lo habían perdido todo, casas, barracas, cuadras, animales, enseres domésticos, aperos de la huerta, tierras, árboles, cosechas y, en tantos casos, la vida misma de familiares, vecinos y amigos.

Alrededores de Nonduermas tras la riada.

En más de nueve millones de pesetas de la época fueron calculados los perjuicios causados por la inundación sólo en la huerta de Murcia, así lo atestiguan las Memorias escritas por la Comisión de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos e Ingenieros Agrónomos nombrada... a petición de la Junta de Socorros de los Señores Senadores y Diputados, para estudiar los efectos causados... por la inundación del 14 al 15 de octubre de 1879 y los perjuicios inferidos en la huerta de Murcia, Alcantarilla y Lorca, que se publicó al año siguiente por acuerdo de la Junta de Socorros local.

En 1879, el censo de habitantes del municipio de Murcia era de 91.509 personas, repartidas de la siguiente forma: 26.735, en la ciudad; 55.341, en la huerta (regadío), y 9.433, en el campo (secano). Las familias perjudicadas en la huerta murciana ascendieron a 8.440, siendo 6.231 las de los huertanos afectados directamente por las inundaciones, ello sin contar con la extensa relación de otros agricultores confeccionada por el Gobierno Civil de Murcia, cuyas pérdidas quedaron sin anotar por no haberse presentado en tiempo oportuno.

El mayor número de viviendas y dependencias destruídas o dañadas se produjo en San Benito (1.052), seguido de Puente Tocinos (486) y Aljucer (483). En Nonduermas este número alcanzó las 252; en Rincón de Seca , 243, y en Puebla de Soto, 64. En La Raya, las viviendas afectadas fueron 52, por un valor de 19.800 pesetas, mientras que el valor de las afectadas en Rincón de Seca ascendió a 98.250 pesetas; en Era Alta, a 91.500; en Nonduermas, a 87.520, y en Puebla de Soto, a 22.950 pesetas.


Cuadro de viviendas perjudicadas.
En una época en la que una vivienda en la huerta murciana se componía ordinariamente de seis sillas de morera con asiento de esparto, dos mesas de pino, un arca, una artesa para amasar, un tablado de cama y varios trebejos de cocina, se perdieron unos 8.000 enseres o ajuar. En mobiliario, las pérdidas superaron el medio millón de pesetas y en ropa, unas cincuenta mil en todo el municipio murciano.

De las 73.610 tahúllas que comprendía la huerta de Murcia, unas 60.000 se vieron perjudicadas, mientras que en el resto la inundación produjo los efectos de un simple riego. El valor en venta de estas tenía un precio medio de 750 pesetas, por lo que el valor total ascendía a 45 millones de pesetas.

Cuadro de perjuicios totales.

La cosecha de pimientos, que daba lugar a una industria del pimentón monopolizada en la Vega del Segura, había experimentado ya la primera recolección; los moniatos, las coles y las acelgas se encontraban en plena producción; el maíz tardío era el único que faltaba por recolectar, y el trigo, la cebada, y las habas, etc., estaban recién nacidos o por nacer.

Por número de tahúllas, fueron afectadas en mayor proporción las dedicadas a leguminosas, seguidas de las de plantas industriales [pimiento, morera, etc.], cereales, verduras, raíces y tubérculos y bulbos.

Las pérdidas en la agricultura superó los 3,5 millones de pesetas (otro fuente ofrece ocho millones de pesetas, lo que representaba el 17,84 por ciento del valor de la propiedad), principalmente por los esquilmos pendientes de recolección, así como los daños en árboles y viveros y por la inutilización de la tierra y el déficit que supuso las cosechas destrozadas.

Entre viveros y árboles se perdieron y quedaron muertos tras la inundación 89.385 frutales, 79.019 de agrios y 40.155 moreras.

También, edificios urbanos y fabriles fueron afectados y se calculó en más de 300 mil pesetas las pérdidas ocasionadas por ello. Superando el importe de los daños en la industria las 653 mil pesetas.

A ello hay que sumar más de 771 mil pesetas por las perdidas en artículos de alimentación y bebidas. Casi medio millón de pesetas se perdieron en jornales y casi 300 mil pesetas por la pérdida de animales y aperos.

En total, perecieron 19.794 animales. En San Benito también fue donde este tipo de pérdida fue mayor, con 5.133 animales, por un valor de 73.254 pesetas; en Era Alta, 1.668, por 32.535; Nonduermas, 1.645, por 33.100; Rincón de Seca, 1.606, por 19.671; Puebla de Soto, 55, por 1.490, y en La Raya, 27 animales, por un valor de 2.620 pesetas.

De los 7.386 aperos que se perdieron, en Puente Tocinos el saldo fue de 1.420, mientras que en La Raya lo fue de 134; en Nonduermas y Rincón de Seca, de 21 y 8, respectivamente.

La inundación dejó cegadas las acequias y azarbes y, en consecuencia, la huerta se quedó sin agua y el pueblo de Madrid acudió a esta necesidad urgentísima aportando 15.000 duros, ayudando también a esta necesidad el Ayuntamiento de Murcia y algunos particulares. El costo de las mondas de estos cauces se calculó en ochenta mil pesetas.

Las mayores pérdidas, según su valoración en pesetas de la época, se produjeron en San Benito (615.919), al que le siguió Aljucer, con 304.822 pesetas. En Nonduermas, 251.478; Era Alta, 199.867; Rincón de Seca, 173.588; La Raya, 72.297, y en Puebla de Soto, 64.008 pesetas de pérdidas.

Los gastos necesarios para poner las tierras en estado de producción fueron establecidos en 57.131 dietas en tragilla y 16.692, en arados, y en 96.426 pesetas en jornales.

Ilustraciones: Grabados y fotografías de La Ilustración Española y Americana. Foto inferior: Casa destruida en Rincón de Seca.

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