Andrés Hernández Ros, el socialista que puso los pilares del autogobierno democrático murciano

Un gesto de Hernández Ros como primer presidente de la Comunidad de Murcia, acudir en bicicleta a su despacho de la antigua Diputación Provincial, en la avenida Teniente Flomesta.

Hernández Ros, ayer.
MURCIA (10 jun. 2012). -  El primer presidente de la Comunidad Autonóma de la Región de Murcia, Andrés Hernández Ros (Guadalupe, 1948), recibió ayer la Medalla de Oro regional. Con la entrega de este máximo galardón se reconoce la labor de un veterano político socialista español al cumplirse el XXXº aniversario de que el antiguo Reino de Murcia se dotara por vez primera en su historia de autonomía y autogobierno democráticos propios.

En el Día de la Región, que se celebró ayer en Jumilla, María Antonia Martínez, que fuera vicepresidenta regional del gobierno del homenajeado (1979-1984) y la primera mujer que presidió un gobierno autonómico en España -entre 1993 y 1995-, ha destacado del primer presidente murciano que fue quien "puso los pilares de la Administración Regional, pese a lo corto de su mandato". "Fue un político muy ambicioso. En su día no se le entendió ni dentro de la región ni en Madrid", ha alegado Martínez, quien ha añadido: "Ningún presidente que haya tenido la región ha tenido un proyecto para ella como el que tuvo Andrés Hernández Ros".

La expresidenta socialista murciana ha recordado también que, cuando se aprobó el Estatuto de Autonomía de Murcia -el 9 de junio de 1982-, Hernández Ros "fue pueblo a pueblo por toda la comunidad para explicar su contenido", y ha destacado que "se repartieron por todos los municipios más de 60.000 ejemplares de ese documento". La particularidad fue que se imprimieron en papel reciclado, "lo que suponía todo un hito para aquella época".

Martínez, que también acudió acompañada al acto del Día de la Región de Murcia por el que fuera en su día consejero de Presidencia del gobierno de Hernández Ros, José Plana, hizo un alegato en favor del Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia.

Hernández-Ros nació un 30 de julio en el paraje de La Galapacha e inició su actividad sindical y política durante sus años de estudiante de Maestría Química y como trabajador en la industria Cauchos de Levante de su pueblo. El siete de noviembre de 1970, durante la prestación del Servicio Militar, fue detenido y acusado de asociación ilícita. Contrajo matrimonio durante su estancia en prisión, que oficio el párroco de su pueblo natal, Fernando Vargas Barba, tras negarse a hacerlo el cura capellán de la Prisión Provincia de Murcia.

En 1974, estableció una librería en Murcia, que fue utilizada como tapadera por la oposición moderada de la izquierda murciana al régimen franquista, y un año después ingresó en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En 1978 fue elegido secretario general del PSRM-PSOE y en las primeras elecciones autonómicas, celebradas en 1983, la candidatura que encabezó fue la más votada (52,5%), lo que otorgó a los socialistas la mayoría absoluta en la Asamlea Regional de Murcia.

En una antigua provincia que había tenido sus primeros balbuceos autonomistas durante la II República Española, pero sin anclajes ideológico-regionalistas históricos, la gestión de Hernández Ros estuvo marcada por la implantación de la nueva estructura del autogobierno murciano en la Democracia Española y autonómica.

El primer mandatario murciano dimitió como presidente de la Comunidad de Murcia el cuatro de marzo de 1984, después de sufrir un ataque feroz, inmisericorde y sistemático desde su acceso al poder por parte de La Verdad, el diario de la derecha murciana y único que entonces se publicaba en la región. Pero, las acusaciones de un supuesto soborno a dos periodistas de este periódico nunca fueron demostradas, ni tan siquiera en sede judicial.

El mismo diario La Verdad ya había lanzado y difundido anteriormente el libelo de que Hernández Ros había pretendido dinamitar el pantano de El Cenajo, señalando que ello hubiera creado una devastadora inundación en las vegas murcianas. Tal calumnia procedió de fuentes de la antigua Brigada Político-Social de la Comisaría de Policía de Murcia -la policía política de la Dictadura-, con la que uno de los supuestos sobornados tenía contacto permanente, como gacetillero de sucesos del citado diario.

Pero, como ha quedado indicado más arriba, la detención de Hernández Ros fue registrada durante una reunión clandestina en El Tranco, siendo acusado por la polícia política del régimen de preparar un atentado contra el dictador, que solía visitar ese pantano en el nacimiento del río Guadalquivir, en la provincia de Jaén. En el informe de dicha policía no aparecía ninguna requisa ni de explosivos ni de ningún arma de fuego, ni tan siquiera una vulgar navaja, sino sólo papeles de propaganda antifranquista.

El veterano socialista Hernández Ros vive apartado desde 1984 de la vida política e institucional. La derecha caciquil murciana nunca aceptó que un hombre de la "huerta" pudiera ocupar el sillón de la Pesidencia de la Comunidad de Murcia. Esa derecha si aceptó a un Carlos Collado Mena que no sólo osó tocar ninguno de sus privilegios, sino que la colmó de puestos en la Administración Regional y de subvenciones en la Murcia señoritil de "siempre".

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