Agradecimiento a cada uno de los vecinos y vecinas que han colaborado en la restauración de la Iglesia de La Raya


LA RAYA, Murcia (25 feb. 2015). - En la presentación de las cuentas de la Comisión de Restauración de la Iglesia Parroquial de La Raya, llevada a cabo el pasado quince de febrero en el interior del templo, su presidente, José Hernández González, aunque se refirió al "camino lleno de dificultades" que había tenido dicho proyecto, tuvo especiales palabras de agradecimiento a todos y a cada uno en particular de los vecinos y vecinas que han participado durante los últimos años, tanto a través de sus donativos personales y familiares -con un esfuerzo económico en este tiempo de crisis económica-, en su participación en rifas y loterías o, directamente, en los diferentes trabajos de obras y restauración, para dejar así constancia de su contribución personal, empezando por todos los miembros que integran dicha comisión, "por los trabajos a pie de obra que se han realizado, sabiendo hacer de todos los oficios, ahorrando muchísimo dinero y haciendo los trabajos con ilusión y esmero", señaló.

Hernández González empezó refiriéndose a la aportación económica de Maruja y Amalia para la restauración de la puerta principal del templo, y a la familia de Carmen de la Sagrario, en la reconstrucción de la Capilla de la Virgen del Rosario.

A Juan Pedrosa el Foro, por las muchas horas de trabajo dedicado para que las lámparas reluzcan, o lijando bancos, además de gestionar asuntos importantes, destacando en este caso que había tenido que soportar, sin embargo, "diferentes infundios".

A Pedro Manzano de la Puja, quien con su espíritu emprendedor ha sabido motivar a todos y solucionar inconvenientes, estando siempre pendiente de cualquier detalle, además de ser "fino" en herrajes y carpintería, o como auxiliar de electricidad o de montajes y desmontajes.

A Matías Sánchez, cuyo saber en electricidad y megafonía o "su empeño en las nuevas tecnologías" ha hecho posible una muy buena y económica iluminación.

A Pepe Iniesta el Tesorero, por llevar la contabilidad (ingresos y gastos, entradas y salidas, facturas, justificantes, donativos o pagos) y todo lo que conlleva un manejo responsable del "importante capital empleado".

A Jesús, Manolo de Pepe Ros, Antonio Lajarín y Paco de la Tere como auxiliares de todos los trabajos realizados (pinturas, barnices, limpiezas o ayudas a los maestros).

A Sebas, como mediador e interlocutor en la gestión de las obras, y colaborador esencial en trabajos de cuadros, aportando ayuda dentro de su competencia.

A Rosa del Chute, gestionando rifas y como colaboradora en sorteos, además de otras actividades para la consecución de fondos.

A Plácido Nicolas, Amalia Navarro, Trini Hernández, Carmen y Antonio de Juan de Dios, Carmen de Jesús, Antonio Pajarilla y su mujer, Encarna, participando en el asesoramiento y observaciones del día a dia de las obras, y "buscando siempre lo positivo, el camino más fácil y menos problemático en la solución de dificultades".

A Julián Ollero y Francisco Javier (Pereticas), como "principales activistas en el lijado y barnizado de los bancos"; además, Julián colaboró con otros trabajos.

A Manolo de la Puja, por su gran esfuerzo y trabajo en el arreglo de las fachadas, siendo "muchas horas de trabajo en días de calor y en las alturas".

"A nuestro amigo" Enrique de Antoñita, "por su disponibilidad y colaboración para transportar material u otras necesidades".

A los Chicos del Belén, por su gran trabajo de restauración del Retablo de San Antonio, donde se ubica el Corazón de Jesús.

A Tere y Gine Hernández, Reme Hernández, Lázaro, Ana Nadal, David del Remigio, Antonio Pujante el Chache, Chari y Paco (El Corte Inglés).

Relató Hernández González que uno de los trabajos "más costoso, admirado y bonito" ha sido la restauración del Retablo del Altar Mayor, llevado a cabo con el "gran esfuerzo" de Rosario García, Encarnita Martínez de la Petronila, y muy especialmente Antoñita, quien "ha ido ahorrado semana a semana con lotería, rifas de jamón, cesta de navidad, venta de trapos, abanicos, donativos anónimos y otros".

De Don Tomás, el cura párroco, señaló el presidente de la Comisión de Restauración que "habrá gente que no sepa hasta dónde puede llegar una ilusión, pero he visto en él, ganas, esfuerzo, contribución y máxima dedicación, buscando siempre la perfección y aguantando incluso comentarios inapropiados hacia su persona, pero mirando siempre en positivo; ha sido discreto y nos ha sabido dirigir y enseñarnos cómo hacer bien los trabajos realizados por todos nosotros; ha pintado cuadros para embellecer el templo, ha restaurado y limpiado las imágenes y ha realizado numerosas pinturas de la cúpula, en retablos, capillas, cuadro, zócalo, carpintería y otros".

Hernández González no habló de su propia labor y dejó a vecinos y vecinas que fueran ellos quienes ofrezcan sus opiniones. Afirmó: " A mí me buscaron, me lo pidieron, yo no sé decir que no, pero los que me habéis seguido en mi día a día, sois testigos de mis hechos y de mis actos, y mi familia y amigos me han dado todo el apoyo necesario para soportar lo no escrito y poder llevar a buen puerto este cometido que me pidieron".

Finalmente, y señalando que no estaban presentes sus representantes, expresó también gratitud a las instituciones. Junta Municipal de La Raya, Obispado de Cartagena-Murcia, y cuantas empresas y personas que de alguna manera han contribuido con su aportación y disponibilidad para ayudar, minimizar costes y contribuir al término de la obra. "Y como todos sabéis, aún seguimos realizando trabajos para arreglar y mantener en estado de uso las demás estancias del conjunto del edificio de Caritas, fachadas que aún quedan pendientes de arreglar y el tejado del salón de la Sacristía, así como a ayudar a mantener activas nuestras procesiones de Semana Santa", acabó diciendo Hernández González.

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