Desarrollo sostenible con ADN huertano en el 40 aniversario del Día Mundial del Medio Ambiente

Los Carreteros del Río transportan a una familia por la Huerta de Murcia. Foto: GUILLERMO CARRIÓN.

LA RAYA, Murcia (5 jun. 2012). - En el Día Mundial del Medio Ambiente, la periodista Pepa García, del diario La Verdad, de Murcia, publica un reportaje que titula "Desarrollo sostenible con ADN huertano", en el que entrevista al rayero Antonio Sánchez Martínez -Almaraz- sobre las actividades de la Peña Carreteros del Río, que preside y en la que participan ochenta socios. El Día Mundial del Medio Ambiente fue establecido por la ONU el 15 de diciembre de 1972 y desde entonces se viene celebrando de manera oficial el 5 de junio. Este año, las cinco grandes organizaciones ecologistas estatales celebran el 40º aniversario. A continuación reproducimos este reportaje en el que se defiende la conservación y revitalización de la Huerta de Murcia como un valor ecológico milenario de primer orden y único en el mundo.

Están empeñados en conservar y revitalizar la Huerta de Murcia, que consideran un valor ecológico de primer orden, un nicho de biodiversidad y un vivero de costumbres y tradiciones que se van perdiendo irremediablemente. Son distintas asociaciones y colectivos que iniciaron su andadura de forma independiente y a los que sus inquietudes comunes les han acercado hasta hacer no solo posible sino imprescindible la colaboración.

Desde 1992, la Peña de Carreteros del Río lucha por conservar y difundir entre los más jóvenes y los niños los usos y costumbres de la huerta, «un rincón precioso que no existe en toda España», explica Antonio Almaraz, presidente de los carreteros. Para ello, instruyen a niños y jóvenes en el cultivo de hortalizas y frutales, eso sí, ecológico. «No usamos nada más que el abono fabricado a base de estiércol de nuestros mulos», cuenta Almaraz, que añade que también ese proceso se lo transmiten a los pequeños. «Queremos que sepan que los tomates no nacen en el supermercado», dice muy serio este huertano de La Raya, al que la importación de frutas y hortalizas de otros países obligó, tras doce años, a dedicarse a conducir camiones. Además, los 80 socios de esta peña poseen un buen número de carros antiguos: de labor, de paseo, rocieros y galeras, «los taxis de antes -recuerda Almaraz-, que recogían a los viajeros en El Carmen o que transportaban los productos de la huerta a la lonja de San Basilio -hoy solo queda la pérgola-, con los que ofrecen servicios en bodas y comuniones huertanas y, esperan, dar servicio a los turistas en un futuro cercano. Algunas de las actividades con las que esperan que se pueda reactivar la huerta, hoy en fase de abandono; además, «con la crisis la gente está volviendo a cultivar su terreno, a muchos es lo único que les queda», razona.



En esta misma línea se mueve José Tomás Marín -«un huertano obsesivo», se autodefine-. Este diseñador que, con la crisis, ha decidido reinventarse y trabajar para diseñar nuevos oficios y usos sostenibles para la tierra que ama. Por eso ha llegado a acuerdos con huertanos que han abandonado el cultivo de sus terrenos con la intención de crear una red de parcelas -a ser posible junto al río, acequias y azarbes- con el fin de ofrecer servicios a los 'urbanitas' «con los que ganemos todos. La idea es empezar a funcionar en septiembre, cuando terminemos de constituir la red». Para ello ha montado la empresa 3SH (Servicios Huertanos) que ofrece pequeñas parcelas de 50 m2 para su cultivo ecológico -algo que ya se realiza en muchos municipios-, pero interactuando con los huertanos de la zona; organiza 'convidás' en los huertos, lo que permite a sus clientes celebrar comidas familiares, cumpleaños o cualquier efemérides en un huerto con todo el servicio (mesas con mantel y ramilletes de azahar, planchas para hacer la comida, carne de cerdo y verduras de la huerta, inodoro, sombraje...); y, en tercer lugar, lleva los huertos a balcones y terrazas de edificios de la ciudad, incluso a su interior, enseñando a los interesados a reciclar el agua que usan y a evitar los productos químicos en el proceso. Para José Tomás, la idea va más allá, ya que ha diseñado varias rutas que, en colaboración con los Carreteros del Río, ofrecerá a los turistas para que conozcan la ciudad, su gastronomía y su entorno rico y único a lomos de antiguos carros. «Una forma de generar propuestas de turismo y ocio a 3 km. de la capital, en un lugar único por sus condiciones climáticas y paisajísticas para generar puestos de trabajo y activar y recuperar la huerta», resume este interesante proyecto José Tomás Marín.

No son los únicos, desde Huermur, una asociación creada en 2007 para agrupar a grupos locales en torno al problema de la huerta y los regadíos locales, han puesto el acento en conservar un sistema de regadío milenario, que ha convertido la huerta tradicional en el pulmón de la ciudad y en un reservorio de endemismos. Así, se empeñan en proteger molinos, ceñas, azarbes, acequias..., tratando de evitar su destrucción y entubamiento; y en dar apoyo a los agricultores como garantía de la conservación de un enorme patrimonio biológico autóctono. La rehabilitación del Molino del Amor, propiedad municipal, consensuada con vecinos y pedáneos de la zona y realizada por el arquitecto Enrique de Andrés es ahora su bandera, una enseña que quieren convertir en la puerta de entrada a la huerta. Además, trabajan codo a codo con profesores de la Universidad para tratar de recuperar y conservar el patrimonio genético huertano, lo que consiguen distribuyendo entre los interesados semillas. «El objetivo -explica desde Huermur, Pedro Jesús Fernández- es que los murcianos sientan la huerta como el ADN murciano, algo muy suyo, y puedan participar».

1 comentario:

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