La costa murciano-almeriense registró unas repentinas y misteriosas olas de hasta siete metros

CARTAGENA, Murcia (26 feb. 2010). - El pasado viernes fue detectado en la costa murciana-almeriense un fenómeno que ha llamado poderosamente la atención: la aparición repentina de olas de siete metros. Quienes las observaron empezaron preguntándose si ese día se habrían celebrado ejercicios submarinos en una zona donde son habituales las prácticas de la Base de Cartagena. Pero para crear una olas de ese tamaño se llegó a especular que la carga de profundidad o explosión submarina hubiera tenido que ser de tipo nuclear. Se habló también de la posibilidad de la caída de un pequeño meteorito al mar.

El caso es que el humor apareció entre los que comentaban el fenómeno y en tono sarcástico se dijo que en los dias anteriores hubo ejercicios con explosivos en la zona y que "al encargado se le fue la mano en las cantidades, se confundió y mezcló uranio enriquecido".

Sin embargo, hubo quien se inclinaba por un sismo en algún punto del Mediterráneo, pues los maremotos son fenómenos que generan varios tipos de ondas, y ello teniendo en cuenta que el sureste español tiene una importantísima actividad sísmica, y se afirmaba que el caso de que hubiera caído un asteroide este hubiera sido detectado. Otro recordaba el libro de ciencia-ficción El rojo, donde pasaba algo parecido pero más bestia al desprenderse la tierra de una ladera submarina en Nueva Zelanda lo que origina la aparición de calamares gigantes y la desaparición de las ballenas.

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La prensa local calificó de misteriosa la súbita e intensa marejada, que había golpeado el litoral desde Bolnuevo hasta La Azohía, pasando por El Portús, mientras los meteorólogos intentaban buscar una explicación científica. Los últimos datos de oleaje medidos por la boya de Puertos del Estado daba cuenta del fenómeno. Por lo que en Cabo de Gata también se había registrado.

Efectivamente, sobre las 16 horas del viernes la mar estaba como un plato, pues los pesqueros al navegar por la bahía dejaban estela. El efecto se sintió sobre las 19 horas y en Cartagena, de forma extraoficial, se empezó a hablar de que su origen pudiera haber estado en la actividad sísmica que se había producido esos días en las costas de Argel, con terremotos que llegaron a la maginutud 5. Había quien exclamaba lo pequeño que se siente el hombre ante la fuerza desatada de la naturaleza. Pero nadie se creía que el fenómeno lo hubiera provocado una explosión submarina, pues el pepinazo hubiera tenido que ser de una magnitud similar a una bomba atómica, y esto hace mucho ruido, se decía de forma jocosa. En cualquier caso, si los sismógrafos no registraron nada, debió de producirse una conjunción de fenómenos metereológicos para provocarlo.

Lo que los expertos expresan por ahora es lo siguiente:

"Entre las cuatro y las seis de la tarde hubo un pico repentino de olas, y justo antes, el mar estaba totalmente en calma. Esto coincidió con el paso de una borrasca atlántica por el litoral, que provocó que se pasara de la calma total a un fuerte viento con picos de velocidad de cuarenta nudos (rachas de entre 60 y 65 kilómetros por hora) de golpe. Fue un pico muy puntal y después se descendió a valores normales con la misma rapidez".

Las mediciones de la presión atmosférica también dejan claro que el fenómeno fue intenso:

"A partir de las tres de la tarde, hay una subida importante, de 995 milibares a 1.002".

A modo de primer diagnóstico, Fernando Belda considera que la fuerte marejada "pudo estar provocada por el paso de dos borrascas en menos de 12 horas, un fenómeno poco habitual pero tampoco imposible".

Lo que sí está claro es que se trató de un fenómeno meteorológico, ya que no se registró ningún movimiento sísmico, según se ha afirmado desde el Instituto Geográfico Nacional.

Narración hecha a través de la información recogida del Foro La Taberna del Puerto.

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