Un año sin poder entrar a su casa de la pedanía murciana de La Raya, destrozada por los inquilinos



LA RAYA, Murcia (7 en. 2009). - Impotencia y frustración. Estos dos sentimientos resumen a la perfección lo que siente Ricardo López, propietario de una vivienda en la calle del Horno de la pedanía murciana de La Raya que puso en alquiler y a la que a pesar de estar destrozada por dentro no puede entrar. La vivienda la alquiló el pasado mes de marzo a una pareja del pueblo que sólo le pagó el primer mes. El segundo comenzó el desvalijamiento de la vivienda por parte de sus inquilinos. Fuente: CANAL 6.

Se reproduce a continuación la noticia de A. Negre para el diario La Verdad, de Murcia:

Ricardo López se asoma a su casa de la pedanía murciana de La Raya a través de los cristales rotos de las puertas. No puede pasar. Hace diez meses que una pareja entró a vivir en su domicilio y, asegura, sólo le ha pagado un mes. Ricardo, y su mujer Leonor, esperan ahora que su demanda civil, que ya llegó a juicio a mediados de diciembre, les devuelva en febrero las llaves de su casa. «Por ahora ya llevamos gastados 2.000 euros en abogados», relatan. Es el coste de un desahucio.

La historia de Ricardo es la de muchos murcianos que se tienen que enfrentar cada año a la impotencia de un inquilino moroso. 'La Verdad' ya reveló, a finales del mes de diciembre, que en 2009, sólo en los once juzgados de Primera Instancia e Instrucción del partido judicial de Murcia se recibieron más de medio millar de demandas de desahucio.

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«Yo no dudé porque se le veía un buen zagal, trabajador». Ricardo compró esta vivienda de La Raya, cuando aún no conocía a Leonor, como una inversión. Aún la está pagando. En febrero del pasado año, tras llevar a cabo una reforma que también se cobra el banco cada mes, puso la casa en alquiler. «Dudábamos de todos los que venían, pero cuando llegó él, decidimos dar el paso», comenta risueña Leonor. «Estaba muy convencido. Nos quiso dar la fianza sin darle nosotros el recibo ni nada».

El primer mes de alquiler transcurrió con normalidad. «Vino el padre del chico y nos pagó el mes», cuenta la pareja, «pero nos dijo que no quería saber nada más». A partir de ese momento, denuncian, la cosa fue de mal en peor. Tras meses y meses de presunto impago, Ricardo comenzó a interponer denuncias policiales para tratar de sacar a los inquilinos de su casa. «Una vez fuimos a la casa y vimos que ya no estaba el frigorífico», recuerdan. «Nos dijeron que lo habían vendido».

Diez meses después de alquilar su casa, Ricardo observa desde la puerta -su abogada le ha recomendado que no entre hasta que tenga una sentencia- el desastre campando a sus anchas. «Nos han cortado el agua y la luz y la mayoría de las ventanas y las persianas están rotas», muestra esta pareja. Desde las puertas de la vivienda, cuyos cristales están hechos añicos, sólo se ve suciedad y objetos rotos. Huele bastante mal.

Si la demanda de desahucio prospera y el juez dicta una sentencia condenatoria, Ricardo y Leonor recuperarán su casa el 14 de febrero. A partir de ese momento, se podrán evaluar los posibles desperfectos que haya en la vivienda y por los que esta pareja estudia ya pedir responsabilidades penales. «Fuimos al juzgado a declarar y nos dijeron que si queríamos un perito teníamos que tener abogado», cuentan. «Nosotros solos no íbamos a ningún sitio.

Ricardo y Leonor ya piensan en el futuro. «Cuando recuperemos la casa, la limpiaremos y la pondremos en venta», confiesan. «Nosotros no tenemos dinero para arreglar este desastre».

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