La crisis ha venido para quedarse... para desmantelar el Estado de Bienestar

Fotomontaje que expresa la sabiduría popular.


CUANDO REVIVEN las bíblicas plagas, como la de las vacas flacas -también las hubo locas-, los faraones, ante el miedo de que el pueblo pensase en asaltar sus palacios para adueñarse de las riquezas atesoradas fruto de la rapiña del trabajo y de la misma miseria del pueblo, llaman a sus sarcedotes que, subidos en los altos pedastales de sus templos, miran al cielo, ven acercarse una descomunal tormenta, y anuncian la fin del mundo, de tal forma que las masas, desposeedoras de la ciencia meteorológica, cuando ven que el cielo se torna repentinamente negro y empieza a lanzar relampagos, rayos y truenos infernales, se arrodillan aterrorizados al suelo y bajando sus cabezas expresan con gran pavor su sumisión total al Poder. El engaño surtía efecto inmediato en el Egipto de los Faraones.

Son cinco mil años de civilización, pero, para perpetuarse, el Poder reproduce el mismo mecanismo para mantener al pueblo en la sumisión. trasvasándole el miedo y el terror que anida en quien cree que puede perder lo atesorado. Ahora los sacerdotes del Poder, encargados de administrar las finanzas de esta época de vacas flacas -las hubo anteriormente locas- anuncian que para saldar las deudas que mandaron contraer hay que desmantelar y vender el Estado de Bienestar, y las masas vuelven a tragarse la mentira. La crisis ha venido para quedarse y poner en venta lo que la sociedad ha ido creando y fortaleciendo para su bienestar general. Estamos en el caos, y sólo falta que llegue la banda de música para dar el pasacalles.

Los edecanes del Poder ya se encargan de farfullar de que llega la fin del mundo por culpa del nefando pecado liberal de la democracia, la libertad, el sindicalismo, el socialismo, la España autonómica, la Unión Europa, la moneda única y hasta de los mineros del carbón. Y con ello enmascaran que los ricos deben pagar proporcionalmente los impuestos que les corresponden en un Estado social y democrático de Derecho, que la promoción de la igualdad de oportunidades es una obligación de los poderes públicos, que el derecho a la sanidad y la educación no depende de la cuna en la que nazca un niño o una niña, de que no puede ser cobrada dos veces la misma medicina, de que no pueden cerrarse los quirófanos de los hospitales, despedir médicos y enfermeras, maestras y profesores que con los impuestos se formaron en universidades para atender las necesidades fundamentales de una sociedad democrática y avanzada...

Este sermón acaba con dos chistes. El primero, de cristianos vascos. Un amigo le preguntó a otro: ¡Oye, Patxi, qué ha dicho el cura durante la homilía!, a lo que éste responde: "Pues, que no está de acuerdo". En el segundo, el chenik del pueblo lanza la siguiente pedorrata: ¡Hay que deshacerse de todos los judíos y... de todos los peluqueros! "¿Y de los peluqueros por qué?", pregunta otro energúmeno.

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