Alerta ante nuevo episodio de altas temperaturas

La región murciana sufre ya el aumento de casi un grado de media en las últimas cuatro décadas de cambio climático

MURCIA (9 jul 2012). - Una nueva jornada de ola de calor vivirá la Región de Murcia este martes, con temperaturas que alcanzarán los 37 grados centígrados, según la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). De tal forma que ha establecido la alerta amarilla entre las 13 y las 20 horas. Es por ello que deberán extremarse las precauciones para evitar exposiciones directas al sol, beber más agua y otros líquidos refrescantes de lo habitual para mantener el cuerpo hidratado, y evitar prender fuego, pues el peligro de incendio aumenta. Especial cuidado han de tener las personas mayores y los niños y las que padecen enfermedades, como son las respiratorias, permaneciendo en lugares frescos y evitando realizar esfuerzos.

Coincidienco con este nuevo episodio de altas temperaturas, la Aemet ha publicado un informe sobre los efectos del cambio climático en el que se señala que la Región de Murcia ha experimentado un aumento de su temperatura medial anual de los 16,3 a los 17,2 grados desde 1972; es decir, 0,9 grados en estas últimas cuatro décadas, según los datos registrados en el Observatorio Meteorológico de Guadalupe, que viene funcionando desde 1971.

El mismo informe establece que, de seguir la misma tendencia, la temperatura media se elevará 0,3 grados cada década del presente siglo. El cambio climático implica en el sudeste peninsular español un aumento del número de días y noches cálidos, la prolongación de la primavera y el verano y la llegada más tardía del clima otoñal, que junto al invernal, se está viendo reducido. Las lluvias disminuarán del orden del 3% por ciento de media cada década, una previsión de un calado extremadamente pesimista.

Murcia y Fortuna conforman la "sartén regional", ya que han experimentado puntualmente hasta los 48 grados y una temperatura media máxima que ha alcanzado los 25,2 grados. Y ello teniendo en cuenta que la capital regional cuenta con un área metropolitana que conforma aún un "cinturón verde" de lo que va quedando de su tradicional y milenaria huerta medieval, a la que su órgano de gobierno -la conocida Junta de Hacendados- le está esquilmando desde los últimos años su histórico sistema hidráulico de acequias y brazales, con inversiones que, procedentes de la Unión Europea para programas medioambientales, es utilizado por la Comunidad Autónoma y el Ayuntamiento de Murcia de forma fraudulenta, hecho que está siendo sustanciado por los tribunales de Justicia, tras una denuncia interpuesta por Huermur, la asociación en defensa del patrimonio de la Huerta de Murcia. No es causal, por tanto, que sea Alcantarilla, cabecera de este sistema centenario de riego que esta siendo destruido y enclavado en la depresión orográfica que forma la histórica vega murciana, la que se ha incorporado a estos fuertes episodios de calor en los últimos años. Hasta 45,2 grados registró el Observatorio de Guadalupe en Murcia el cuatro de julio de 1994.

También el Instituto Nacional de Estadística acaba de hacer público una encuesta que señala que  el consumo de agua en Murcia representa una media de 158 litros por persona y día, uno de las más elevados de España. También su coste unitario para los murcianos está por encima de la media nacional, precio que es competencia e imponen los gobiernos locales. Mientras que los murcianos pagaron 2,17 euros por metro cúbico en 2010, la media española se situó en 1,51 euros, lo que supuso un aumento del 6,3% respecto al año anterior.

Sólo un cambio profundo y radical en el sistema de producción, del uso del transporte, del consumo y, en definitiva, de los hábitos y costumbres individuales y sociales, que reduzca drásticamente las emisiones de dióxido de carbono y evite la deforestación, puede ganarle la partida a este desesperanzador presente y futuro del calentamiento climático. Que en el caso de esta región del ecumene europeo ha de sumarse un equilibrio en el consumo que no ponga en peligro sus sensibles recursos hídricos y los de otras regiones peninsulares. A ello habría que añadir una importante política de reforestación, como la que hace ahora un siglo se llevó a cabo en Sierra Espuña, proyectada y dirigda por el ingeniero Ricardo Codorniú, el llamado Apóstol del Árbol.

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