Celebran la llegada del verano recuperando la tradicional siega y trilla en la pedanía de La Raya

Dos momentos de la siega y la trilla junto al río Segura, en la pedanía murciana de La Raya. Fotos: Guillermo Carrión.
LA RAYA, Murcia (1 jul. 2012). - Varias decenas de huertanos y simpatizantes de Los Carreteros del Río y de otras peñas y asociaciones han celebrado con la llegada del verano la tradicional siega y trilla, al mismo tiempo que han anunciado la recuperación de la barca que cruzaba el río Segura entre La Raya y Rincón de Seca, en el mismo lugar en el que hoy se encuentra el puente que une ambas pedanías. Pepa García, periodista del diario La Verdad, ha elaborado un reportaje de este acontecimiento de gran interés etnográfico, que reproducimos a continuación:

El puente de La Barca de La Raya ya no tiene barca, pero los huertanos quieren volver a construirla para recuperar un medio de comunicación que durante centurias sirvió para conectar a los vecinos de La Arboleja y La Raya (aunque ya no haga falta), cuentan José Tomás Marín, miembro de Huerta Bizarra y promotor de 3SH, y Antonio 'Almaraz', presidente de la peña Carreteros del Río, apasionados porque el proyecto de recuperar la esencia de la huerta «está teniendo una gran acogida». Hoy celebran la fiesta de la siega en la sede de la peña, una actividad cotidiana hace tan solo cuarenta años que en la víspera de San Juan de 2012 se convierte en un acontecimiento único. En la era, el poni 'Tormento' espera a la sombra que le pongan los arreos para tirar del carro de paseo que conducirá diligentemente la dicharachera María, de tan sólo ocho años.

'Marina' y 'Dorada', las vacas cobrizas, cornúpetas y hermosas de Antonio 'El Granaíno' pastan a la sombra de las moreras, y 'Curro', el mulo, está ansioso por que le enganchen el trillo para ponerse a dar vueltas como loco. Mientras, los segadores afilan sus hoces, preparan sus zurdos, sus 'llamaeras' y sus horquetas. Lorenzo aprieta con fuerza y los termómetros superan con creces los 35 grados, así que los sombreros de paja y las gorras son prenda imprescindible. «La siega antes era así», recuerda Manuel Serrano a sus 66 años. «Había que esperar a las doce o la una del mediodía. Si la mies no estaba seca, no se podía cortar. ¿Está ya caliente?, preguntaban los mayores».

Mientras, El Granaíno ha aparejado a las vacas, las ha unido al yugo con la coyunda (una soga) y, a su vez, las ha enganchado al carro de labor con el soguero. Coge las 'llamaeras' -varas con puntas metálicas- para conseguir que 'Marina' y 'Dorada' arranquen, y se inicia el camino. Al frente de otro de los carros de carga va Carmen, tiene 23 años y disfruta con las labores 'perdidas' de la huerta que, gracias a la peña Carreteros del Río, se están recuperando y transmitiendo a las nuevas generaciones. «Siempre he vivido en la huerta y esto me gusta desde chiquitica. Mis amigas no se creen que venga a pasar todo un día a segar, trillar y envasar grano en la huerta, pero en el fondo les gusta, y si vives este mundo desde chica, te atrae», cuenta. Y añade que en su casa tiene su huerto y una barraca, y que ahora está trabajando, en esta peña que mira al río, junto al puente de La Barca en La Raya, en construir una barraca a la antigua usanza.

«¡Con la mano hacia arriba, Gata!», advierte Manuel a la pequeña Conchi para que no se lastime, que con 13 años demuestra su maña con la hoz para ir cortando la mies que algunos hombres van cargando en los carros. Lo que hoy siegan es cebada silvestre, pero recuerdan que hubo un tiempo en que las variedades de trigo, cebada y avena abundaban en la huerta de Murcia y alimentaban a sus animales y gentes.

El pequeño burro 'Platero' ha descendido sin carga hasta el campo de cereales y ahora, ya cargado, sube ágil, arreado diligentemente por Carmen hasta la era, donde se extiende la parva (el conjunto de la mies recogida) para comenzar la trilla. Sebastián, a sus 12 años, sabe cómo gobernar a 'Curro', el mulo que arrastra el trillo sobre la parva para separar la paja del grano. El juego ha comenzado, sobre el trillo se sube Conchi, luego le toca a Carlota, y a María, y a Pablo... Es como estar en la feria, surfear sobre la paja y, al tiempo, una forma de echar una mano y transmitir una costumbre.

Ya después de comer llegará la hora de aventar la paja para que todo el grano quede abajo, un grano que habrá que recoger y separar con el celemín de media fanega (11,5 kg., nos ilustran). En todo el proceso no faltan las bromas, la paja vuela por lo alto y cae sobre los segadores y segadoras, y Sebastián y Conchi se tumban en la era. Pronto llegará el tiempo de los nueve baños.

«Todo se utilizaba», recuerda Manuel Serrano. «La huerta está muy estropeada. Hasta que me fui a la mili, vivíamos del campo. Con 2 tahúllas, una familia vivía. Los frutales, los cereales, la seda,... Recuerdo que de críos nos volvíamos locos buscando una morera sin recolectar para comernos las moras». Ahora, muchos murcianos no saben que las moras de moreras son un fruto delicioso; para muchos no son más que árboles que dan sombra y ensucian mucho. Por eso, los Carreteros del Río, 3SH, Huermur, Los Pájaros y Huerta Bizarra se han empeñado en recuperar esta tierra productiva de tradiciones e infraestructuras milenarias.

Enlace de interés

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El comentario sera publicado tras su aprobación. Gracias.