MADRID / GINEBRA (10 jun. 2009). - La actual crisis económica global y financiera “va a incrementar el problema gravísimo” que ya padecen 218 millones de niños en todo el mundo, especialmente las niñas, que están siendo expuestos a las peores formas de trabajo, de servidumbre, explotación sexual o como “niños soldado”, según ha revelado hoy el director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT/IOL) en España, Juan Hunt, durante los actos que esta organización de la ONU ha desarrollado en el Teatro María Guerrero, de Madrid.España se suma así a cientos de actividades en más de sesenta países que la OIT desarrolla durante este fin de semana, especialmente el viernes, con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Ese día, en Ginebra, se celebra una sesión de la Conferencia Internacional del Trabajo, coincidiendo con el décimo aniversario del Convenio 182 de OIT, referente a las peoras formas de trabajo infantil.
El trabajo de la OIT “debe ir a más, porque la crisis financiera también afecta a los niños, porque hay mafias que los utilizan para la mendicidad, el trabajo en minas, vertederos y otros lugares insalubres. Porque hay niños esclavizados por mafias dedicadas a la pedofilia o al trasplante de órganos”, ha confirmado el director de la OIT en España.
Los niños sometidos a trabajos “informales” son también “los más vulnerables” en la actual crisis global y financiera, ha subrayado Hunt, quien afirma que el empleo en el mundo no se recuperará hasta dentro de cinco a ocho años.
Pero la "peor parte de la crisis", ha advertido Hunt, se la llevan las niñas, muchas de las cuales "están sometidas a prostitución, abusos sexuales o servicios domésticos en los que los abusos son sistemáticos en muchos casos".
En una crisis económica "todo es vulnerable, pero unos son menos vulnerables que otros", y en este caso, "la parte más vulnerable es la población femenina", dice Hunt. "Es el trabajo escondido de las mujeres, ese trabajo sometido a explotación, el que más va a sufrir la crisis", ha añadido.
El informe de la OIT “Demos una oportuinidad a las niñas: luchar contra el trabajo infantil” ha señalado que, si bien el número de niños involucrados en trabajo infantil está disminuyendo, la crisis financiera podría erosionar estos avances.
El riego de las niñas forzadas a trabajar está vinculado en muchos países a que las familias favorecen a los varones y el aumento de la pobreza hará esto más patente, pues hay culturas que favorecen más la educación de los niños aumentando así el riesgo de las niñas, según la OIT. Del 16 por ciento de la población mundial que es analfabeta, casi dos de cada tres personas son mujeres.
Otros factores que incrementan las cifras del paro infantil son los recortes en los presupuestos públicos destinados a educación y la disminución de las remesas de los emigrantes, añade la OIT.
"Las sociedades que se basan sobre todo en el trabajo infantil están hipotecando su presente y su futuro", advirte el director de la Oficina de la OIT en España. "Se ha comprobado que la erradicación del trabajo infantil es económicamente más ventajosa que su mantenimiento, que son mayores las desventajas por mantenerlo que los beneficios que genera", agrega.
Hunt ha afirmado que “es preciso insistir ante la comunidad internacional para que tome medidas efectivas, para alcanzar objetivos tangibles y con plazos pre-establecidos, para erradicar la pobreza y el trabajo infantil y alcanzar una educación gratuita para todos. Por nuestra parte, estamos dispuestos a dar la batalla final al trabajo infantil. Una batalla difícil, pero en la que no estamos solos: contamos con la ayuda de todos”.
Según Hunt, para evitar riesgos y proteger a la infancia, se requieren empleos y medidas de protección social para sus padres.
Al respecto, Hunt recuerda que el trabajo infantil está regulado desde hace muchos años mediante diversas disposiciones internacionales, como el Convenio sobre Trabajo Forzoso de 1930, que dispone la eliminación del trabajo forzoso y obligatorio en todas sus formas; el Convenio sobre Abolición del Trabajo Forzoso de 1957; el Convenio sobre Edad Mínima de 1973, que estipula que la edad mínima de admisión al empleo no debería ser inferior a la edad en que cesa la enseñanza obligatoria; y el Convenio sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil.
Este último, aprobado en junio de 1999 y ratificado por 169 de los 181 Estados miembros de la OIT, como el resto de convenios, es de obligado cumplimiento, y prevé medidas inmediatas y efectivas para asegurar la prohibición y la eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos la esclavitud y prácticas similares, el reclutamiento forzoso de niños para conflictos armados, la utilización de menores en prostitución y pornografía y cualquier actividad ilícita y el sometimiento de los niños a trabajos que puedan perjudicar a su salud, seguridad y moral.
Desde la puesta en vigor del convenio, ha Hunt, el trabajo infantil ha disminuido en América Latina desde el 15 a 16 por ciento de hace diez años al cinco a seis por ciento actual. "En América Latina el proceso de ratificación fue muy rápido", precisó. "En Asia y África se están haciendo esfuerzos muy importantes, pero América Latina está más desarrollada y eso ayuda a que los programas funcionen mejor", ha dicho.
En América Latina, según la OIT, se estima que actualmente hay 5,7 millones de niños trabajando en sectores tan dispares como la agricultura (1,32 millones de niños de entre cinco y 14 años), el servicio doméstico (175.000 empleados), la pesca, el sector manufacturero, la explotación sexual o como “niños soldados” (se calculan 30.000 en todo el subcontinente). La mayoría de los niños que trabajan en América Latina, según el organismo, lo hacen para sus familias y no reciben ninguna remuneración.
En la actualidad, la OIT -que en 2009 cumple noventa años desde su fundación- lleva a cabo dos planes mundiales de erradicación del trabajo infantil, el Programa Internacional para la Eliminación del Trabajo (IPEC), aprobado en 1992 y que ejecuta más de mil proyectos en 80 países, y el proyecto SCREAM (siglas en inglés de Defensa de los Derechos del Niño a través de la Educación, las Artes y los Medios de Comunicación), un programa de sensibilización y actuación que se encuentra actualmente en su fase VI.
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