"El problema de la agricultura no es el agua, son los precios", afirma el comisario de Aguas

Añade que "el PP hace demagogia pura con el agua, pero suena bien" y que "con un consumo racional en la cuenca del Segura se acabó la sequía"

MANUEL ALDEGUER (Guardamar, Alicante: 1953) prefiere beber agua directamente de la botella porque así se ahorra el agua que gastaría al fregar una copa. El comisario de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) lamenta que a la agricultura "se le haya dado mucho bombo y hecho poco caso". Alcalde durante más de quince años en Guardamar por el Partido Socialista del País Valenciano (PSPV) y director general de Medio Ambiente en el último gobierno autonómico de Joan Lerma, arremete contra el discurso "fácil y electoralista" del PP de "agua para todos". Para este doctor en Biología el problema real del campo "no es el agua, sino los precios y la comercialización" de las frutas y hortalizas. Pero de eso no se habla. Tal como se recoge en la entrevista aparecida hoy en la edición valenciana del diario El País.

Pregunta. La cuenca del Segura, tradicionalmente deficitaria, siempre ha salvado las cosechas. ¿Cómo lo han conseguido?

Respuesta. El año hídrico se inició con un déficit de 150 hectómetros cúbicos, que es la mitad de lo que necesitamos. ¿Qué hicimos? Aplicar un control estricto y riguroso de los usuarios del agua, tanto para riego como para consumo, democratizar la gestión del agua y construir una batería de pozos para llevar agua donde se necesita. Todo ello supuso una inversión de 40 millones de euros.

P. ¿Cómo se controlan los pozos ilegales?

R. Hemos abierto muchos expedientes sancionadores. Este año más de veinte. Ahora, todos los pozos los hace la Administración y se incorporaran a los recursos de la cuenca.
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P. Este año la lluvia sí se ha notado en la cuenca del Segura.

R. Tenemos más de 565 hectómetros acumulados por las lluvias, es decir, agua para 20 o 30 años. Si mantenemos un consumo de 300 hectómetros anuales, en el Segura se habrá acabado la sequía y la tensión entre agricultores.

P. ¿A qué se debe esa tensión?

R. El problema de la agricultura no es el agua, son los precios y la comercialización. Es muy fácil lanzar lemas como agua para todos, pero cuando había agua se arrancaron hectáreas de naranjos o limoneros.

P. ¿Y por qué no se debate sobre esto?

R. Es muy simple decirle a la gente que falta agua, y la Generalitat Valenciana lo tiene fácil. Pero ¿quién pagará el agua del trasvase del Ebro a un euro metro cúbico?, ¿con qué dinero se puede hacer una obra así, con el de la Generalitat de Valencia que no paga ni a los proveedores de las medicinas? El PP hace demagogia pura con el tema del agua, pero suena bien. Los productos agrícolas no rinden y los agricultores son votantes tradicionales del PP y no se quejan, siguen su discurso.

P. Las desaladoras han sido la apuesta del Gobierno socialista y el blanco de la crítica del PP.

R. Para el abastecimiento urbano son imprescindibles. Las desalinizadoras garantizan ahora el abastecimiento para consumo humano durante los próximos veinte años. Otra cosa es el coste del agua para la agricultura; pero ése no es el problema real. Si uno vende casi a precio regalado lo que cultiva no sobrevivirá. Por muy barata que consiga el agua. En la Vega de Murcia, por ejemplo, el agua es gratis y los agricultores no ganan un euro.

P. El PP insiste en el daño medioambiental de las desaladoras y que son carísimas.

R. Desde el punto medioambiental decir eso es una estupidez porque la producción de CO2 es mínima. El PP diseñó e inauguró la desalinizadora de Alicante. Sabe que es un buen instrumento, pero las boicotean.

P. La de Torrevieja acumula mucho retraso.

R. Porque hay una posición frontal del Consell valenciano. Todavía no ha autorizado el paso para verter la salmuera. La relación con la Generalitat Valenciana ha mejorado algo gracias, sobre todo, a la labor del desaparecido consejero García Antón.

P. ¿Es verdad que la supresión del trasvase del Tajo puede suponer unas pérdidas de 3.500 millones?

R. Esas estadísticas se hacen en la barra de un bar. La realidad es que, en la actualidad, las cosechas de naranjas o de limones se quedan en los campos porque no se saca dinero. El problema son los precios agrícolas. Por muchos trasvases que lleguen no habrá nuevos cultivos. No obstante, el trasvase del Tajo se debe mantener y respetar.

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