El estéril y enfermizo nacionalismo hídrico murciano / por Al-Fūrs

LOS TRASVASES y construcción de nuevos embalses para el abastecimiento de agua están sujetos al Derecho comunitario de medio ambiente y agua, cuyo criterio señala que la eficiencia en el ahorro y uso del agua es prioritario a otras alternativas, y que los trasvases alteran ineludiblemente el estado de masas de agua.

La Comisión Europea nunca aprobó los cuatro proyectos de obras para un trasvase del Ebro que el gobierno Aznar le presentó en diciembre de 2003 y enero de 2004 (al final de su mandato), por lo que nunca se destinaron los 1.262 millones de euros de fondos comunitarios que le había solicitado para cofinanciarlos.

En un acto electoral en febrero de 2004, Aznar se dedicó a poner un par de simbólicas piedras, en concreto, en un supuesto sifón en el río Segura que supuestamente iba a unir un supuesto acueducto en Campos del Río, y en la imaginaria boca de un imaginario túnel en el camino del Cerro Minado en Almanzora (Almería).

Tras ganar las elecciones, en septiembre de 2004 el gobierno Zapatero presentó el programa A.G.U.A. por un importe de 4.360 millones de euros, con la construcción de plantas desaladoras, entre otras medidas de ahorro y mejora de gestión del agua y reutilización de aguas residuales tratadas.

En 2008, el agua desalada en España superó ya los 1,5 hectómetros diarios. Tras Las Palmas de Gran Canaria (28,2 por ciento), Murcia (20,4%), Almería (15%) y Alicante (10,7%) eran ya las primeras productoras de agua desalada en nuestro país.

En 2009, la producción de agua desalada alcanza los 3,4 hectómetros cúbicos diarios, destacando la producción de la desaladora de Valdelentisco (Murcia), la mayor de Europa y la tercera a nivel mundial. La industria desalinizadora española se convierte en una de las primeras del mundo, según un estudio de Cajamar.

En 2010, las desaladoras de la mancomunidad de Canales del Taibilla (Alicante I y II, 'Antonio León Martínez-Campos' y San Pedro del Pinatar II) garantizan el abastecimiento de los 2,5 millones de personas (sin contar la población turista de verano) que residen en 79 municipios de Murcia, Alicante y Albacete, además de aportar 1,5 hectómetros cúbicos a varias poblaciones almerienses.

Durante el gobierno Aznar 21 municipios murcianos sufrieron cortes de agua. Durante la más intensa y larga sequía de la que se tiene registro en la Cuenca del Segura (2005-2010) ningún municipio murciano ha sufrido el más mínimo desabastecimiento de agua por parte el Gobierno socialista. En abril de 2009 fue aprobado el mayor trasvase del Tajo desde hacía cuatro años de sequía.

"Es muy fácil lanzar lemas electoralistas y partidistas como el agua para todos, pero cuando había agua se arrancaron hectáreas de naranjos y limoneros". Así lo afirmó en su momento el biólogo Manuel Aldeguer, comisario de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS). "El problema de la agricultura no es el agua, son los precios y la comercialización de las frutas y hortalizas, pero de esto no se habla", evidencia quien fue alcalde socialisa de Guardamar del Segura (Alicante) durante quince años y director general de Medio Ambiente del último gobierno autonómico valenciano de Joan Lerma.

El pasado mes de octubre, el Tribunal Constitucional desestimó el recurso promovido por el gobierno murciano de Valcárcel contra varios artículos del nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña referidos a la gestión del agua.

El trasvase del Ebro fue impulsado en 1994 por el ministerio Borrel en el último gobierno socialista de Felipe González. Aznar ganó las elecciones de 1996 afirmándose como antitrasvasista, con frases como la siguiente: "Lo que Dios ha creado el hombre no tiene derecho a modificarlo". El hipotético trasvase del converso Aznar, en el mejor e improbable de los casos (y no con la actual crisis), pudiera haber empezado a funcionar allá por el año 2020 o 2030. Sin embargo, Murcia ha sorteado como nunca su peor sequía en la historia y tiene garantizado el abastecimiento al que a ningúnn ciudadano de este país le va a faltar, gracias a la nueva cultura del agua impulsada por el Gobierno socialista.

Hay que ser obtuso pensar que el agua para todos es el agua sólo para los murcianos. Y hay que ser mezquino pretender destruir el más importante delta del Mediterráneo que vive en un delicado equilibrio ecológico para beneficio de una industria especuladora del monocultivo del ladrillo y destructora de los escasos ecosistemas murcianos (y culpable de la atroz crisis económica nunca conocida). A estas alturas resulta estéril y enfermizo el nacionalismo hídrico murciano, al que sólo le falta un botijo como lema de su mostrenca bandera. De panochari ya dispone.

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