Todos los fachas van al cielo / Marcial Vázquez

DESDE que tengo memoria siempre me han dicho que para ir al cielo había que ser bueno. Sin embargo se olvidaban de que este requisito moral es obligatorio en todo el mundo menos en España, porque aquí tenemos la oportunidad de ir al cielo aunque seamos malos si somos o votamos al PP.

Esta reflexión se desprende, desde luego, de observar minuciosamente la actitud de toda la derecha en general, y del pío facherío en particular, al mentir, robar, engañar, estafar y aprovecharse de todos los ciudadanos sin apenas remordimiento de conciencia. Tal vez ahora que llega a España este Papa cuya juventud la pasó en las
hitlerjugend, no tengan por qué arrepentirse de la homofobia que destila toda la derecha mientras se defiende a escritores que hacen apología del acto sexual con menores de 13 años y demás perversiones. Ni tampoco tenga el alcalde de Valladolid que pedir perdón por su lengua viperina, pues ya compró su penitencia cuando fue ginecólogo de Ana Botella, destacadísima legionaria de Cristo y Cleopatra de su marido.

La relación de la Iglesia con la derecha desde que Franco pasó a peor vida se ha caracterizado por tensiones más o menos disimuladas hasta la refundación de AP, cuando pasó a llamarse Partido Popular. Aquí entraron en el PP los democristianos con Marcelino Oreja a la cabeza de todos, ese candidato posterior a las europeas de 1989 y que duró menos que un caramelo a la puerta de un colegio.

Pero los grandes referentes y representantes de la democracia cristiana han sido y son Mayor Oreja y Javier Arenas, que aunque pertenecen a la misma familia son pájaros de muy distinto pelaje.

Mayor Oreja siempre ha estado obsesionado con la ETA y el PNV; Javier Arenas se ha conformado con mangonear el partido en la sombra y llegar a convertirse, en la actualidad, en uno de los principales califas de la derecha española, porque nadie en su sano juicio puede pensar que Rajoy manda algo en el Partido Popular. Rajoy sigue ahí porque Arenas lo necesita, principalmente.

Sin embargo por mucho que desde la derecha política y mediática se den muchos golpes de pecho a la hora de hablar de valores y de caridad cristiana, no predican precisamente con el ejemplo. Es más, en la derecha actual podemos encontrar los 7 pecados capitales uno por uno:

1. Lujuria política, cada vez que aumenta la tasa de paro en España. Cada parado, Mariano, es un voto para ti, que le susurra Arriola desde que empezó la crisis.

2. Gula demoscópica, no se conforman con una encuesta mensual. Cada semana varios medios vicariales se dedican a publicar encuestas fabricadas donde parece no encontrarse el techo del voto al PP.

3. Avaricia a lo Cospedal. Tiene no sé cuantos cargos, cobra un pastón, y encima tenemos que darle las gracias por declarar sus ingresos oficiales y desvelarse de esa manera tan maternal por todos los españoles, sobre todo los parados. El problema es que en todos los cargos que ostenta ha demostrado su inutilidad y no ha dimitido de ninguno de ellos.

4. Pereza a lo marianil. A Rajoy le da tanta
pereza eso de esperar a que los españoles lo llamen para gobernar, que se sube en coches que no son el suyo, no se entera si Camps está imputado o no y tampoco estaba para preguntar si Bigotes y compañía seguían recibiendo contratos del partido en Valencia y en Madrid.

5. Ira. Sobre todo contra Zapatero. Al unísono. Desde la llegada del socialista al gobierno ha sido tanto el desprecio que solamente el odio que sienten por Rubalcaba puede permitir al actual presidente del Gobierno descansar en las horas pares del día de la cascada de insultos programados de toda la derecha mediática.

6. Envidia. Sobre todo ahora que se ha descubierto el
tea party. ¡Cómo envidian a esos americanos! Porque eso es lo que necesitamos en España, que la derecha sea derecha sin complejos y nos meta a todos nuevamente en cintura. Todo siempre por nuestro bien.

7. Vanidad. Aquí ejemplos sobran. Porque de la vanidad nace siempre el desprecio, y desprecian a todos aquellos que osan ser libres y luchar por su verdad. Se creen tan superiores a la izquierda y a los ciudadanos en general que no entienden otro modo de gobernarnos que ejerciendo una tutela permanente sobre la sociedad. Todo el progreso que hemos tenido se lo debemos a ellos, a Franco y Aznar en particular.

Y después de esto saldrá Trillo haciéndose la foto con el Papa. Ya lo dice el tango: “Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón.”


Fuente: Teleprensa.

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