ATENAS (1 mayo 2010). - La falta de transparencia y el clientelismo, como problemas endémicos de Grecia, han fomentado la corrupción y el despilfarro de los fondos públicos estatales y europeos, lo que ha contribuido a hundir a este país en una crisis sin precedentes. La destacada falta de transparencia de la gestión de tales fondos y subvenciones provocó que fueran desviadas a menudo de sus objetivos originales. Así lo atestigua el politólogo y profesor de Economía de la Universidad de Atenas Vassiliki Georgiadou.
Grecia, miembro de la Unión Europea (UE) desde 1981 y de la zona euro desde 2001, ha estado disfrutado durante tres décadas de las subvenciones europeas. Hasta 2005, estos fondos representaban el promedio anual del 4% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, fondos que se han ido reduciendo hasta el 1,5% del PIB anual. En treinta años, Grecia ha recibido más de 240.000 millones de euros en ayudas de la UE, o sea el equivalente del PIB griego de 2010.
Sin embargo, la asignación y gestión de esos fondos han tenido más que ver con motivaciones clientelistas que con criterios de eficiencia económica. El dinero europeo no se ha administrado con "racionalidad", en lugar de ir al "fortalecimiento de la competitividad y la productividad" fue "destinado al consumo y al sobreconsumo", afirma Georgiadou.
Los años 80 y 90 estuvieron marcados por varios escándalos: las subvenciones de la UE a los agricultores desviadas para la compra de coches de lujo o la renovación de sus viviendas, sin olvidar la contratación de parientes de algunos directores de centros de formación financiados por UE.
Algunos organismos públicos terminaron por revelarse como lo que eran: entidades con finalidades dudosas. El ejemplo más reciente ha sido sacado a la luz por la prensa el pasado miércoles: un centro público de danza y teatro cuyos gastos de funcionamiento representan un tercio del dinero que se supone debe redistribuir para realizar actividades culturales.
El despilfarro y la corrupción se explican en parte por una especie de "tolerancia" en la sociedad griega. Toda la pirámide social, de los ingresos bajos a los altos, sin exceptuar a los políticos, "aprovecha y tolera las ventajas, la corrupción y la evasión fiscal: para los primeros es una manera de completar sus ingresos mensuales, para los segundos, de enriquecerse", explica Georgiadou en un artículo publicado en el periódico Kathimerini.
Según un estudio realizado por la ONG Transparenca International, la crisis financiera griega se debe en buena parte a la corrupción, con unos 790 millones de euros pagados en sobornos en 2009, 50 millones más respecto al año anterior.
Los sectores más afectados por la corrupción en el dominio público griego son los hospitales, los servicios de planificación urbana y la administración tributaria.
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