Asimismo, solicita que se incluyan en la cartografía de los planes y directrices municipales y regionales las redes, elementos, infraestructuras y mecanismos anteriormente reseñados. Y también que se adopten las medidas necesarias para evitar la desaparición del patrimonio cultural y ambiental surgido de los usos de las aguas de manantiales, ríos y arroyos de la Cuenca del Segura.
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Delicados equilibrios
El diputado socialista contó que la Cuenca del Segura ha soportado tradicionalmente sistemas de captación de aguas para diferentes usos, en especial para la agricultura. “La cuenca fluvial, el sistema hidrológico y la red de drenaje del río Segura constituyen un sistema natural modificado por el hombre de forma continuada en el tiempo sobre la base de delicados equilibrios”.
López argumenta en su moción que, aunque los usos del agua han sido diversos, es la agricultura la que más incidencia tiene en la traslación hidrológica del sistema natural al sistema antropizado que hoy es la Cuenca del Segura, esto es, un territorio en el que el medio natural está alterado por la acción del hombre. “No existe un modelo único de regadío tradicional en la misma, ni desarrollos tecnológicos idénticos para cada territorio de la Cuenca”, explicó.
Por otra parte, los diferentes estadios culturales han dejado improntas en el territorio, en el conocimiento popular, en los usos y costumbres, así como en los sistemas jurídicos de manera secuenciada en el tiempo. “Las redes y ejes hidráulicos asociados a manantiales, azudes, jerarquías de acequias, sistemas de embalse o elevación de aguas están referenciadas territorialmente, aunque el paso del tiempo ha modificado las manifestaciones físicas de las mismas. No obstante, aún es posible la restitución teórica tanto temporal como espacial de las redes hidráulicas asociadas a las aguas de la Cuenca del río Segura, porque las huellas materiales siguen siendo importantes”, destacó.
Del uso agrario a los desarrollos urbanísticos
El diputado socialista indicó que actualmente la velocidad en los cambios de los usos del suelo, la ocupación del espacio agrario tradicional por desarrollos urbanos e infraestructuras y la declinación de los sistemas tradicionales de regadío ponen en riesgo no sólo la huella material de las redes hidráulicas de los regadíos tradicionales, sino también la cultura asociada a los mismos. También los sistemas jurídicos de organización de las aguas, las fórmulas de reparto y los ecosistemas naturalizados en los humedales espontáneos vinculados a aguas de escorrentía o estancadas derivadas a cielo abierto de los cauces naturales de ríos, arroyos y manantiales.
Para López, “hay que admitir que la captación de las aguas superficiales mediante modernos sistemas de entubamiento modifica de forma brusca una realidad ambiental cuyos cambios en el tiempo habían sido paulatinos”. En este sentido, sería conveniente, al menos, estudiar la conveniencia de preservar determinados hábitats.
“Los cambios que se están produciendo no deben hacerse de espaldas al patrimonio natural, cultural y jurídico de la Región de Murcia. Máxime teniendo en cuenta que se encuentra en fase de tramitación el expediente incoado para la declaración de Patrimonio mundial de carácter inmaterial a los Hombres Buenos del Tribunal de las Aguas que afecta a las comunidades autónomas de Murcia y Valencia”, concluyó.
Detalle de un plano de la Huerta de Murcia adquirido la semana pasada por el Archivo Regional de Murcia junto a otros documentos del siglo XV.
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