Mendoza y las razones ocultas de su generosidad / por el periodista José Manuel Vidal

HA SORPRENDIDO a todos con un gesto, al parecer, lleno de la máxima magnanimidad. Mendoza, el factótum de la Universidad Católica de Murcia, deja la Universidad con todo su patrimonio a la Iglesia. Un patrimonio que, en sus propias palabras, asciende a "sesenta millones de euros, diez mil millones de las antiguas pesetas". ¿Pura generosidad? ¿Qué se esconde detrás de la dádiva?

Algunos (mal o bien pensados, según donde se coloque cada cual) aseguran que el agujero de la Fundación presidida por Mendoza es de 4.000 millones de las antiguas pesetas. ¿Quién va a pagar esa deuda? ¿La Diócesis? Tendría que empeñar la Catedral y el palacio episcopal para poder hacerlo. Algo que, evidentemente, no hará. Pero los avales con los que cuenta Mendoza y que le permitieron levantar su imperio son de la diócesis. Una diócesis avalista, para lo bueno y para lo malo.

Otros dicen que la clave oculta de tamaña generosidad es que, al menos por ahora, se le ha venido abajo la operación Cartagena, donde quería montar una Facultad de Medicina o, al menos, poder vender parte de los terrenos para una urbanización y enjugar la deuda con ese dinero. Al parecer, tampoco con eso podrá tapar el agujero.

La pregunta fundamental, que alguien tendría que contestar es, pues, la siguiente: ¿Qué déficit tiene la UCAM? Y, en caso de que haya que pagar sus deudas, ¿quién lo va a hacer? ¿La diócesis? Si así fuese, que Dios pille confesado a monseñor Lorca y a la diócesis de Cartagena-Murcia. Si no hay nada de eso y Mendoza le entrega a la diócesis su Fundación saneada con todo su patrimonio, el obispo y el obispado tienen que hacerle un altar. O, al menos, una peana.

Regalos así no se reciben todos los días. Héroe o villano, que alguien nos lo explique. Por el buen nombre de Mendoza, del obispo y de la diócesis. Y porque "la verdad nos hace libres".

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