Los intereses particulares y de la derecha caciquil del PP se anteponen a los generales de Murcia

Con el agua "oculta" de las acequias y la venta del suelo en la huerta unos pocos hacen "sustanciosa caja", denuncia la concejala rojiverde en la Glorieta, Esther Herguedas

MURCIA (2 jul. 2010). - La concejala de Izquierda Unida Los Verdes en el Ayuntamiento de Murcia, Esther Herguedas (en la foto), denuncia los intereses económicos fraudulentos que posibilitan el cimbrado de las acequias de la tradicional huerta murciana, ya que con el agua oculta se puede "negociar", y acusa de que la principal tarea de la actual Junta de Hacendados, presidida por el alcalde de la pedanía de Santa Cruz, Sigifredo Hernández, del PP, es la de estar muy atenta a todos los nuevos desarrollos urbanísticos y venta del suelo en la huerta, pues "en todos ellos ha hecho una sustanciosa caja". La concejala rojiverde en la Glorieta denuncia este escándalo político del presidente regional del Partido Popular, Ramón Luis Valcárcel, quien a través de su sobrino Pedro Alberto Cruz, como consejero de Cultura ha firmado la sentencia de muerte a la milenaria red de acequias de la huerta murciana, al negarle ser declarada como Bien de Interés Cultural (BIC).

Con esta decisión política, la derecha suma un capítulo más a su entramado de intereses económicos del agua y los especulativos del suelo en Murcia, incumpliendo la obligación de todo poder político de proteger el patrimonio común de todos para defender y favorecer los intereses particulares de unos pocos.

Herguedas indica que "si hay un bien cultural realmente significativo y representativo de esta tierra, es el constituido por la cultura del aprovechamiento del agua y todo el patrimonio asociado a la red de regadío tradicional como acequias, norias, molinos y puentes. La red de riego constituye un rico patrimonio desde el punto de vista cultural, etnológico, ambiental e histórico, que debería de ser protegido para su transmisión a las generaciones futuras. Así parece haberlo reconocido la UNESCO cuando declaró al Consejo de Hombres Buenos como Patrimonio de la Humanidad, declaración que lleva aparejada la necesidad de proteger y preservar la red de riego, y razón de ser de este Consejo. Esto es también lo que firmaron nuestras instituciones autonómicas y locales, que incluso se comprometieron a destinar los correspondientes fondos para preservar y recuperar este patrimonio y luego no han hecho nada. Por ello también hay que recordar que la UNESCO puede retirar sus títulos si no se cumplen las condiciones establecidas y que así lo ha hecho en la ciudad alemana de Dresde".

Sin embargo, el director general de Cultura de Murcia, Enrique Ujaldón, para razonar su decisión política de negarle la protección BIC a las acequias árabes murcianas la ha tildado de "absurda", porque dice que que esta red hidráulica "llega casi hasta los grifos de las viviendas", y que ser declaradas BIC "sólo dificultaría el mantenimiento" de la propia huerta [¿?].

Ujaldón, en su afán de intentar darle una lógica razonada a la decisión de sus jefes políticos, afirma que "ya existen instrumentos legales para proteger la huerta" y que esta protección "no le corresponde" al gobierno del PP de Valcárcel, sino a los propios huertanos, para añadir a continuación, sin sonrojarse lo más mínimo, que "estamos preocupados por la huerta y su difusión".

Pero contra la declaración BIC para el medieval sistema de regadío murciano ha actuado la propia Junta de Hacendados de la Huerta de Murcia, en manos también del PP. Esta, en connivencia con el alcalde 'popular' de Murcia, Miguel Ángel Cámara, y el consejero de Agricultural, Antonio Cerdá, iniciaron hace dos años la destrucción sistemática de las acequias de la milenaria huerta murciana a través de su cimbrado o entubamiento.

Este es el caso de la acequia Puxmarina en en el término pedáneo de La Raya, cuyo cimbrado y destrucción ha sido denunciado hace escasas semanas ante la Fiscalía Especial de Medio Ambiente del Tribunal Superior de Justicia de Murcia (TSJ) por la asociación pro-patrimonio Huermur, al considerar la presunta comisión de varios delitos, uno de ellos contra la misma Unión Europea, ya que dotaciones económicas procedentes de la UE habrían sido utilizadas de forma irregular para la desaparición de las acequias.

El PP murciano y el entramado de intereses económicos particulares de unos pocos no pudieron destruir el pasado invierno el principal barrio medieval árabe de los siglos XII y XIII descubierto en Europa, el murciano de la Arrixaca, en donde tenían previsto contruir un parking de cinco plantas subterráneas. Ni Valcárcel, ni su sobrino y consejero Cruz ni Ujaldón, sumiso a éste por su sueldo de director general, pudieron contra un movimiendo ciudadano murciano que se levantó valiente contra ese ataque frontal y sin escrúpulos contra el patrimonio histórico y cultural de todos, que pretendían perpetrar quienes son los responsables políticos de conservarlo y ponerlo a disposición de la sociedad. Pero la indolencia y la falta de valentía para enfrentarse a los atropellos continúa siendo sembrada y cosechada en los pueblos y la huerta murciana con las mentiras de los caciques que todo el mundo bien conoce.

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