LA CIUDADANÍA de la pedanía de La Raya y la de Mucia están estos días conociendo la actuación de la Policía Local de Murcia el pasado sábado con el triste balance de la recogida de una bebé de apenas un mes en un bar de dicha localidad y puesta en manos del Servicio de Emergencia Móvil y Atención Social (SEMAS) del Ayuntamiento de Murcia. El conocimiento de este hecho se hubiera quedado reducido al entorno de una pedanía, principalmente al de las personas que hubieran presenciado los hechos y, en concreto, al de los familiares directos de la niña y la camarera del bar, si la delegación en Murcia de la agencia de noticias Europa Press no hubiera difundido la noticia a través de "fuentes" de la Policía Local de Murcia en la mañana del domingo.
En dicha noticia se dijo que la policía no logró localizar a la madre, por lo que el SEMAS comunicó el hecho a la Fiscalía de Menores, que seguidamente ordenó el internamiento de emergencia de la bebé en el centro de acogida Cardenal Belluga de Murcia, ante lo que fue considerado por parte de las autoridades intervenientes en el caso como un presunto abandono de una menor.
Esas "fuentes" policiales afirmaron que el bebé "estaba, presuntamente, mal atendido" y añadieron la acusación de la camarera a la madre: "que se encontraba en estado de embriaguez y con síntomas de haber ingerido sustancias", añadiendo que la progenitora era de "nacionalidad española" y que su identidad no había "trascendido".
Los periódicos locales La Verdad y La Opinión publicaban al día siguiente, lunes, datos muy sustanciales que empezaban a poner en duda la veracidad de las "fuentes" de la Policía Local. Pues no había sido la madre del bebé (que vive en Águilas) sino su tía (que reside en La Raya) la que había "dejado" al bebé a la camarera, y no el sábado, sino el viernes por la noche, y porque ésta se lo había pedido. Pero es más, La Opinión recogerá la declaración de un testigo que afirma que “los policías le quitaron a la niña porque vieron a la chica con pinta de gitana y no la conocían".
Ante esta revelación periodística no cabía más que preguntarse cómo una "fuente" de la Policía Local de Murcia -una fuente oficial- pudo haber ofrecido tal sesgo en un dato tan fundamental y en un caso de tan delicada naturaleza a la agencia de noticias.
En cuanto al estado en que fue recogido el bebé por la policía, José Morales, responsable del SEMAS, declarará al mismo periódico que “presentaba picaduras de pulgas y mosquitos por todo el cuerpo, se encontraba sucio y desnutrido, no llevaba pañales y vestía como única prenda un pañuelo de mujer”.
Este parte "forense" de Morales a la prensa se contradecirá con las declaraciones de vecinos que conocen a la tía de la niña y que dirán de ella que es una chica conocida en la pedanía porque ha pasado gran parte de su vida en ella y tanto la joven como su marido son "buena gente" y "no se metían en problemas" y, en definitiva, que "la niña estaba bien atendida y cuidada por la pareja". Estas declaraciones se verán también posteriormente desmentidas por el reconocimiento médico a la que es sometida la bebé.
Cuando el diario La Verdad logra hablar con la joven tía de la niña, sabremos que élla misma es madre de cuatro hijos, y declarará que su sobrina estaba perfectamente aseada y cuidada. "¿Cómo íbamos a tenerla así, con lo pequeña qué es?" se preguntaba incrédula ante lo que se le había venido encima, y llegará a exclamar en sollozos: "¡Me han robado a la cría!"
La joven, además, se defenderá de la acusación que la camarera hizo ante la policía: "Eso es mentira. Yo sólo me tomé una cerveza en el bar con mi marido y sus amigos. Nadie va borracho con una caña".
Pero llegados a este punto habrá que preguntarse: ¿Cómo es posible que la policía al dar cuenta del hecho a la agencia de noticias propagara la acusación de la camarera de que la joven "se encontraba en estado de embriaguez y con síntomas de haber ingerido sustancias"? Si la joven estuvo presente cuando la policía se llevó a la bebé, la policía podría haber verificado tal acusación, incluso, podría haberla detenido. Pero no fue el caso. Y cabe preguntarse también: ¿No se podría revertir esta acusación en delitos de injuria o calumnia? Porque es de muy dudoso procedimiento que la policía haga una "acusación" y "pública" sin las pruebas pertinentes, sólo porque alguien lo diga sin más.
Pero el caso es que la noticia ha corrido y ha sido recogida por diversos medios de comunicación regionales y nacionales, y sus titulares se han cebado en que una bebé es abandonada en un bar de la pedanía murciana de La Raya por una madre borracha y drogadicta. Haya o no se haya contradicho esa versión con la de la propia afectada o con las de personas de su entorno o testigos presenciales.
Así corren las noticias por este mundo, las verdaderas y las falsas. Y en este caso más, cuando se trata de asuntos con una carga humana tan profunda: el abandono de una bebé en estado lamentable, aunque el reconocimiento médico a la que será sometida determinara su perfecto estado de salud. Y esto en una sociedad que, a pesar de la cacareada crisis, sigue viviendo en el esplendor de la riqueza sin par, y por una madre alchólica y drogadicta habitual. ¡Qué fácil resulta propagar el sensacionalismo y el escándalo en estas sociedades!
Y si a ello se suma una respuesta imprudente de desesperación y rabia, pues, con más razón para aumentar el morbo en tal delicado asunto. "La madre del bebé destroza el bar de La Raya". "El bar de La Raya cierra sus puertas por amenazas a su empleada". Así han sido otros titulares de la prensa en este caso que estamos relatando. Y mientras las cámaras de televisión buscaban con el zoom algún cristal roto que diera testimonio de los destrozos que había causado la joven el pasado lunes, ésta declaraba: "No podía más y me he acercado al bar donde trabaja [la camarera] con una pata de cabra. Y le he roto los cristales". Y aún con su indignación y destrozada por el dolor, la propia joven llegará incluso a "culparse" asimisma por todo lo que le está pasando sin terminar de entenderlo.
Llegados a este punto, es cuando Laura Muñoz, directora general de Familia y Menor del gobierno de Ramón Luis Valcárcel, aparece ante las cámaras del canal de televisión del diario La Verdad para hacer unas rocambolescas declaraciones, al afirmar que "nosotros, obviamente, tenemos que estudiar que todos esos datos que [los familiares] nos dan son ciertos", y que "la niña regresará con su familia de inmediato", pues "la madre, como es obvio, quiere que su niña vuelva con ella".
Declaraciones a las que hay que añadir las ditirámbicas que desde el Ayuntamiento de Murcia también se difunden, en el sentido de que "ahora" iba a "estudiar" el gobierno que rige Miguel Ángel Cámara lo que había de cierto en la denuncia de la camarera, para apresuradamente desmentir a continuación en el diario La Verdad que la denuncia no partió de la camarera.
Sin embargo, el Ayuntamiento de Murcia también estará obligado a "estudiar ahora" y responder con la prontitud que exigen estos casos tanto de las declaraciones que hizo el responsable del MAS sobre el estado de salud de la bebé como las de las "fuentes" de la Policía Local que abrieron tan irresponsablemente este caso a la opinión pública, al sensacionalismo y al escándalo.
Aparte quedan las responsabilidades que pudiera demandar la familia de una bebé de apenas un mes que desde hace cuatro días está en manos de la Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Murcia, cuyo responsable es Fulgencio Cánovas.
En definitiva, la ciudadanía de La Raya y la de Murcia se merecen una aclaración creíble y veraz y cuanto antes de este desgraciado hecho por parte de los responsables políticos.
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