MADRID (17 oct. 2010). - El 90 por ciento de los españoles que se consideran de extrema derecha vota al Partido Popular (PP), según una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) difundida hoy. Todos los sondeos del CIS realizados después de los procesos electorares desde 1993, año en que por vez primera se presentó la derecha española con estas siglas tras su refundación en 1989, muestran que ese porcentaje de extrema derecha les vota. Así, en 2008 el 98 por ciento del electorado votó a este partido.
Según Félix Ortega, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y experto en populismo, "a diferencia de lo que sucede en otros países de Europa, en España la extrema derecha está dentro del principal partido conservador". Esta realidad fundamenta que los dirigentes del PP no rechacen los hechos y declaraciones protagonizados por la derecha extrema, a juicio del citado experto, y lleguen a competir con minoritarios partidos de esta tendencia, especialmente en localidades catalanas y valencianas donde estos han obtenido algún acta concejil, y por lo tanto compitan para obtener el voto xenófobo, pues "el PP ve que estos temas duros le dan rentabilidad electoral, afirma Ortega.
Para la politóloga Belén Barrero, ex directa del CIS, todos los votantes ultraderechistas y derechistas "le son muy fieles" al PP, cifrándose el peso electoral de los primeros en esta formación política entre el 2,5 y 6 por ciento.
Marcel Lubbers, investigador de la Universidad de Utrecht y experto en la extrema derecha, opina que "la opinión pública española no es tan distinta" a la de otros países europeos en los que la extrema derecha ha triunfado y la diferencia "es que el PP logra atraerse estos votantes".
Los datos del CIS evidencian que los electores ultras respaldan al Partido Popular, pero, también, a su líder, Mariano Rajoy, que precisamente consigue su valoración más alta entre este tipo de votantes. En el barómetro del CIS del pasado julio, la extrema izquierda lo puntuó con un 1,33 (en una escala de 0 a 10); la izquierda le dio un 2,18; el centro, un 3,56; la derecha, un 5,37, y la extrema derecha, un 6,61.
El caso del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) sin embargo es diferente, aglutina los votos de centro izquierda, socialdemócrata y progresista, compite con Izquierda Unida, Los Verdes y los partidos nacionalistas de izquierdas y no aglutina a la izquierda extrema, radical y antisistema.
En todo caso, en un sistema electoral bipartidista imperfecto, al que hay que sumar la presencia efectiva de partidos nacionalistas, preferentemente en Cataluña, País Vascos y Galicia, las mayorías electorales siempre las ha decantado el centrismo político, un centrismo que también está representado en los partidos nacionalistas de este corte. Un centrismo que en la actualidad tiene "secuestrado" el Partido Popular, único beneficiario electoral en esta crisis de principio de milenio, más peligrosa que la de 1929, pero también menos perjudicial por cuanto el Estado del Bienestar está actuando como colchón. Un Estado de Bienestar que está sufriendo así el embate más potente desde la ideología neoliberal más peligrosa, por radical y extrema. Y este es un inmenso error histórico. Los eslóganes no deben suplir al pensamiento. La bronca nunca soluciona lo que la cordura pretende reformar para que la conquiesta del Estado de Bienestar se vea lo menos dañada. Y el arma de la derecha extrema y la derecha es la bronca diaria y su eslógan de que una sóla persona en el mundo es la culpable de las desdichas de todos y que ellos son los "únicos salvadores" de España. Una simpleza para simples mentalidades. Pero, si ganan las próximas convocatorias electorales de 2011 y 212 ellos aplicarán las actuales reformas emprendidas, y como las creen insuficientes para ellos, aprovecharán para seguir recortando el Estado de Bienestar.
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