LA RAYA, Murcia (6 ag. 2010). - HOY COMIENZAN “oficialmente” las fiestas de la pedanía murciana de La Raya, unas fiestas cívico-religiosas, que tienen su día “grande” el 15 de agosto, fiesta “nacional” en la que más corridas de toros se celebran en España, festividad de la Asunción. Hoy en día, en la España Constitucional, la heredera de las Cortes de 1812, la liberal, democrática y social, no está permitido “unir” poder político con religión o iglesia. El cargo público civil y político representa a todos los ciudadanos y, por tanto, si asiste a algún acto religioso, como puede ser la procesión de la Patrona de un pueblo, no lo puede hacer sino en su condición de ciudadano libre, no como alcalde, concejal o funcionario público, uniformado o no. Esta es una de las reglas de la convivencia en libertad, uno de los pilares de las sociedades democráticas contemporáneas. Como regla es que un símbolo del Estado, como puede ser su himno, no deba ser entonado durante ciertos actos rituales religiosos. Otra cosa distinta es que cualquier ciudadano use su libertad individual para colocar la bandera de España en el balcón de su casa para demostrar un sentimiento “identitario”, por ejemplo, durante las fiestas cívicas de un pueblo. Ya sé que lo que estoy diciendo todavía choca a ciertas mentalidades que no quieren admitir la separación entre el Estado y las organizaciones religiosas y eclesiales. Serían estas las mismas mentalidades que no terminarían de entender el derecho a la liberad de expresión y de opinión.
Hoy comienzan “oficialmente” las fiestas de La Raya con el pregón de un político del Partido Popular, la organización que viene gobernando la comunidad murciana y la mayor parte de sus municipios y pedanías desde hace tres lustros. Y lo viene haciendo con mayoría absoluta, más aplastante en cada elección habida, pero también con más cargos públicos imputados por gravísimos delitos políticos, económicos, medioambientales y urbanísticos, cuyo número alcanza ya la treintena. Por ejemplo, el pregonero de esta noche en La Raya prestó declaración hace dos meses ante el juzgado de Instrucción número 5 de Cartagena en calidad de imputado por la causa abierta por la Fiscalía Anticorrupción tras ser denunciado un supuesto expolio en el Monte Sacro de la citada ciudad, y por la comisión de presuntos delitos contra el patrimonio artístico (daños en la muralla de Carlos II), prevaricación y cohecho y contra la ordenación del territorio. Y ello por la concesión de los permisos de obras concedidos a la empresa Portmán Golf para levantar cuatro bloques de viviendas. Está imputado porque hay indicios suficientes de tramitación ilegal del plan urbano y de licencias de obras y por la omisión del deber de protección del patrimonio histórico. Se trata de Enrique Ujaldón Benítez (Tíjola, Almería, 1965), director general de Bienes Culturales de Murcia.
El mismo que promociona la protección de las tamboradas de Mula y Moratalla, pero que a la misma vez ha estado dispuesto a que fuera destruido el Arrabal de la Arrixaca Nueva de los siglos XII y XIII, con sus residencias, palacios (el principal de 400 metros cuadrados), mezquitas, un centenar de casas y calles en un entorno de más de 10.000 metros cuadrados en el corazón de la capital murciana: un caso único en Europa. Y todo ello para que la empresa La Generala y la del ex concejal de Obras Públicas, Antonio Sánchez Carrillo, pudieran construir un aparcamiento subterráneo de cinco plantas y 1.816 plazas. También aquí interviene la Fiscalía y los Tribunales de Justicia, que fueron quieren paralizaron el saqueo que había empezado a perpetrarse, tras una movilización ciudadana sin precedentes.
Es cierto que el trampantojo del “nacionalismo hídrico” del valcarcelato es una cosechadora de votos para el Partido Popular. Pero quien verdaderamente le garantiza la recolección es en su gran maquinaria mediática, consumada con la creación de una televisión autonómica onerosa para las arcas públicas regionales entregada a empresas del “boom” inmobiliario, a lo que hay que añadir el “clientelismo” generalizado. Tal es así, que no hay sarao o fiesta patronal en la región murciana donde no sea nombrado pregonero un militante destacado del Partido Popular, como es el caso de Ujaldón en La Raya. Por el contrario, cuando el susodicho acudió hace unos pocos días a entregar un retablo que había sido restaurado a una iglesia de Jumilla, se le “olvidó” informar e invitar al acto institucional al alcalde y a los concejales socialistas de este municipio, pero sí invitó a los concejales y a la diputada regional del PP.
Es paradigmático el pregonero elegido este año para las fiestas de La Raya -el pasado año lo fue el consejero Antonio Cerdá, premio Átila de los ecologistas murcianos, aunque al final envió a un segundón-, es paradigmático porque además de ser catedrático de Filosofía es secretario de Formación del Partido Popular y está vinculado a la fábrica nacional de ideas del partido de la derecha española: la conocida FAES. Por doquier se autoproclama “liberal” y expande su predicamento contra la socialdemocracia en general y la española en particular, a la que acusa de ser enemiga de la libertad individual. Se atreve a emparentar a España con Corea del Norte, porque la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, pretende legislar el consumo del tabaco en lugares públicos, al igual que los países más avanzados de Europa. Para este “gran pensador” la solución es que se habiliten lugares públicos exclusivos cerrados para fumadores, lo que demuestra que esta luminaria no es empresario, ni tampoco fumador. A la ministra de Igualdad, Bibiana Aido, la acusa impunemente de mantener la tesis de que “un crimen es más grave si lo comete un hombre que si lo comete una mujer”. El cinismo rutilante de este cargo público de la Cultura del PP murciano le hace mostrarse contrario a la difusión del cine español –de la cultura española- y a favor del consumismo a granel. Para este hombre la socialdemocracia española es igual a la peor de las dictaduras, cuando precisamente la socialdemocracia es la que más ha trabajado para ampliar y proteger los derechos de la sociedad del bienestar en Europa. “Porque ellos se preocupan por nosotros, más que nosotros mismos”, dice en tono jocoso de los socialistas, tomándose a pitorreo, por ejemplo, la Ley de Dependencia. Qué cosas dice este hombre, al que le molesta que le tilden de neoliberal o ultraliberal, reaccionario o neoconservador, y convencido de que sus ideas sí que son las únicas y verdaderas. El mismo que tiene abandonado a su suerte el gran yacimiento arqueológico de la Arrixaca Nueva en el centro de Murcia, el que se niega a proteger el milenario sistema de acequias de la huerta murciana. El que está a las órdenes del sobrino del Panochari, ese "pope sobrevenido, de un ridículo presuntuoso y derrochador, del postmodernismo a la murciana", que representa "el mayor insulto a la inteligencia de los murcianos".
Al final silbasteis 4 gatos miauuuuu jajajajajaja
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